Los cisnes cuello blanco

<< Nunca me tragué el final del cuento de Hansel y Gretel. Que los dos niños se fueron volando a lomo de cisne hasta casa y todos fueron muy felices, había sido siempre para mí un final demasiado tirado de los pelos. Cuando era aún pequeña y no había visto un cisne en mi vida, yo creía —por categorización mental, o inercia cognitiva— que esas hermosas aves eran solo poco más grandes que un pato… >>

Texto completo publicado (febrero 2017) en:

OTROLUNES – Revista Hispanoamericana de Cultura, año 11, nr. 45